martes, 31 de mayo de 2011

Barbet

  • Altura a la cruz: 54 cm mínimo en los machos
  • Peso: de 20 a 30 kg
  • Capa: unicolor (negra, gris, marrón, leonada, arena, blanca) o más o menos mezclada
  • Promedio de vida: doce años
  • Carácter: fácil, alegre y afectuoso
  • Relación con los niños: excelente
  • Relación con otros perros: buena
  • Aptitudes: caza en marjales, perro de compañía
  • Alimentación del Barbet: de 400 a 500 g. de alimento completo seco
  • Arreglo: cepillados enérgicos periódicos
  • Coste mantenimiento: moderado
El Barbet es una bola peluda y lanosa a la que se le forma una barba de pelo en el mentón, motivo que le ha dado el nombre a la raza (barbet en inglés es barbudo y barbe en francés es barba). Debido a sus grandes dotes como nadador y a su abundante pelaje, el Barbet puede permanecer horas dentro del agua sin pasar frío. Es por eso que básicamente fue usado en la caza de aves acuáticas.

Origen

Hay muchas hipótesis sobre el origen del Barbet. Algunas afirman que este perro proviene de Polonia y otras consideran que es originario del Norte de África y que se importó a Europa durante la Edad Media. Este perro se extendió rápidamente por todo el continente dejando tras de si un buen rastro de genes que, al cabo de los siglos, ayudaron a conformar razas como el caniche o como gran parte de perros pastores.

Comportamiento

El Barbet es un perro audaz, vivaz y dócil. Le gusta nadar, chapotear y zambullirse en el agua. Es equilibrado y se siente muy apegado a sus dueños. No es miedoso ni agresivo, y como perro guardián sólo se limita a avisar.

Aspecto

El Barbet se caracteriza por su grueso pelaje denso, lanoso, largo y ondulado que lo protege del frío y la humedad. Los pelos del cráneo le tapan los ojos redondos y marrones que tiene. Es un perro robusto, fornido y algo alargado. Tiene las orejas implantadas bajas y son anchas, largas y planas. La cola la tiene un poco levantada, sin estar horizontal, formando un ligero gancho en el extremo.

Cuidados específicos

Debido al denso y lanoso pelaje del Barbet es necesario desenredarle el pelo regularmente, sino es muy probable que se apelmace en placas.
Ya de cachorro se le tiene que educar de manera firme o sino, de adulto, puede que se vuelva un perro muy dominante.
Si el Barbet vive en la ciudad se tendrá que sacar a menudo y hacerle correr en grandes espacios. Lo ideal sería tenerlo en un jardín.

Salud

La simpatía que tiene el Barbet hacia el agua hace que esté expuesto a enfermedades del aparato respiratorio, como traqueítis y bronco-pulmonías. Después de cada chapuzón, sería recomendable secarlo con un paño de lana seco.
El Barbet tiene una gran predisposición a la otitis.
Se puede considerar el barbet desde dos ángulos, como perro de agua y como perro de compañía.

De olfato menos fino que los bracos y menos escurridizo que el griffon, el barbet dejó de ser utilizado por los cazadores hace ya más de un siglo. Su pelo lanoso le impedía meterse en los zarzales, y eso lo convertía en un auxiliar poco válido para cazar en llano.

En cambio, hay un terreno en el que el barbet destaca de verdad, el de la caza en los marjales. En este aspecto resulta incomparable, haga el tiempo que haga. Le gusta chapotear, nadar, zambullirse y cobrar la pieza tanto en aguas profundas como en los cañaverales.

El barbet es un auxiliar tan valioso desde hace tanto tiempo porque también se comporta como un excelente perro de compañía. Tanto por su aspecto como por su comportamiento, el barbet figura entre los perros que tienen el aspecto de una simpática bola de pelos que tanto gustan a los aficionados a los perros de peluche.

En todo caso, el barbet ha seguido siendo un animal auténtico que ha sabido conservar todas sus cualidades a lo largo de los siglos. No será su esnobismo lo que llame la atención, sino su rusticidad, solidez y un cierto anticonformismo. Éste es un perro nada sofisticado, y particularmente dócil. Pero no por eso es un perro apático sino todo lo contrario pues está lleno de ardor, vivacidad y fuerza. Como es tan aficionado al agua, le gusta acompañar no sólo a los cazadores sino también a los pescadores y hasta a los simples paseantes. Completamente a sus anchas en un velero, con un ligero aprendizaje sabrá indicarle al pescador de caña cuando pican.

De todas maneras, el barbet reclama la presencia humana. Necesita participar en la vida de la familia que lo acoge. Por otra parte, su viva inteligencia lo puede convertir en un perro muy dominante cuando sea adulto, razón por la que se le ha de dar una educación bastante firme cuando es cachorro. A los tres meses debe haber asimilado el “tumbado”, “sentado”, “quieto”. Su capacidad de comprensión en este sentido resulta asombrosa, y no es casual que el barbet haya estado empleado en algunos circos. En eso también es el ancestro del caniche. Es un perro al que le gusta “hacerse el interesante”, llevar el cesto de la compra, ladrar cuando se lo piden, y en definitiva, hacer cuanto complazca a sus dueños. Es muy paciente con los niños con quienes participa en los juegos y en las travesuras.

En cuanto a las aptitudes del barbet como guardián se limitan a avisar. Ladra y anuncia la llegada de cualquier extraño, pero no se muestra peligroso salvo que se le adiestre para ello. Contento cuando está al aire libre, el barbet se puede aclimatar a la vida urbana, pero en ese caso habrá que sacarlo a menudo y hacerle correr y llevarlo a grandes espacios. Lo ideal es una finca con jardín.

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